lunes, octubre 06, 2008

Sin dolor, sin pena, sin vuelta.

Santiago, 7 de octubre de 2008.

Cuando los descenlaces son tan anunciados, la verdad es que uno llega a ellos ya casi sin los sentimientos naturales. Es el caso de este descenso que terminó por ser sentenciado el día sábado. Lo sabíamos tan cierto, tantas veces falló la capacidad de reaccionar, tantas se cayeron las pocas y ténues esperanzas que pudimos tener, y sobre todo, tantos fueron los errores, que llegamos a este final sin el llanto, el dolor, el sufrimiento que la pérdida de la categoría podía suponer. Y es que, la verdad, en estas condiciones, poco vale la pena derramar una lágrima.

Melipilla descendió sin dolor, sin pena, y sin vuelta. En el último partido donde conservaba algo de esperanza de mantenerse en la Primera A, tenemos entendido que el equipo jugó en solitario, sin hinchas (a los que, honestamente, es difícil pedirles que acompañen a un cuadro que ha cometido casi todos los horrores posibles), sin dirigentes (aparecen sólo para las fotos en los momentos de gloria, o para decir que están perdiendo plata con el club), con un planteamiento defensivo (y uno puede entender que el "Pepe" Díaz haya querido un resultado honroso, pero la verdad, a estas alturas daba lo mismo perder 40-0), no mucha entrega, y sólo algunos jugadores que, desesperadamente, buscaron lo que no iban a encontrar en esas condiciones.

Pero no es posible decir que nuestro descenso lo debamos a este partido. No es así. Se lo debemos a un año de tanto horror, de tanta brutalidad junta, de tanta rabia, que por lo mismo ahora no nos queda nada de eso como para lamentarnos o reclamar por nuestro consumado destino.

Primero se lo debemos a un plantel que fue constantemente pauperizado. El año 2007 tuvimos un plantel que sin nombres tan rutilantes, tenía figuras destacadas y estuvo al borde de los play-off. Para el 2008, ese plantel se desarmó. ¿Y por qué? A nuestro parecer, fundamentalmente, por causas relacionadas con la dirigencia y el cuerpo técnico. Primero, porque no hubo voluntad de mantener el nivel del plantel, y se dejaron ir figuras importantes, como Héctor Pericás. Luego, por la ceguera del cuerpo técnico de ese entonces que dejó ir a figuras imprescindibles, como Carlos de Castro, sin conseguir reemplazantes a su altura. Y así, Melipilla empezó el 2008 no como lo empiezan los equipos que desean consolidarse, sino como los que hacen las cosas al lote.

Al no darse los resultados, la espera por alguna reacción fue tortuosa. Ronald Fuentes se mantuvo en sus trece y jamás fue capaz de darse cuenta de los problemas que tenía el funcionamiento del equipo en la cancha, ni supo manejar los problemas internos. A su vez, los dirigentes, sus "amigos", nunca tampoco exijieron de su parte una firme reacción, o la tuvieron ellos. Entonces, recién después de 12 o 13 fechas, cuando la situación ya era un desastre, se animaron a pedirle la renuncia.

Sin embargo, siguieron haciendo las cosas como las reverendas: Ante una situación económica que ya mostraba visos de tornarse mala, en vez de apostar al "Pepe" Díaz de inmediato, quien dio muestras de lograr unir a un plantel que estaba en muy mal pie anímico, se decidió traer a un DT caro y que no nos ayudó casi nada: Ricardo Dabrowski. El argentino perdió todo el resto del Apertura "probando jugadores" en vez de apostar a sumar en esas últimas fechas. Esperaba recuperarlo todo en el Clausura.

Ciertamente tuvo un acierto: solucionar los problemas defensivos trayendo a dos jugadores que han mostrado un buen nivel: Cruz y Pagés. Pero fue su único acierto. Se trajo jugadores caros que, o no respondieron (Arias), o que jugaron bien, pero no eran una necesidad urgente (Dussán) para un club que no estaba en condiciones de darse esos lujos. El plantel se desintegró aún más con la partida de valores de gran ascendencia en la escuadra (Carrasco, Valladares), en más de algún caso por problemas extra-futbolísticos, y nunca se logró un fiato en el equipo que permitiera hablar de un equipo de jerarquía. Cosa muy mala para un cuadro que tampoco tiene ni tuvo figuras desequilibrantes que pudieran cargar la balanza a su favor por si solas.

Mariano esperó, y murió esperando. Ls recuperación prometida jamás llegó, ni siquiera se logró afirmar al equipo en casa, y decidió salir por la puerta de atrás para no morir con el buque, buque hundido que tomó el admirable "Pepe" Díaz. Un rayo de esperanza pareció iluminarle con el triunfo frente a O'Higgins, pero pronto nos dimos cuenta que este equipo no estaba para milagros.

Por otra parte, los planteles que hemos tenido no han sido capaces de dar vuelta la situación adversa, y no muestran ni mostraron la categoría que requiere la Primera División. Sí, Melipilla dio muestras de buen juego, pero no aguantó ni sacó resultados, tampoco mostró mucha garra o pundonor, y siempre se vio como un equipo feble, ganable, sin dar muestras de lo contrario.

Por lo demás, tristemente también debemos dudar del compromiso de muchos quienes se pusieron la camiseta del equipo este año. Raúl "Pipa" Estévez, antes del partido que su equipo jugó el domingo pasado, declaraba que él sentía la responsabilidad de ganar apenas se ponía la camiseta de Universidad de Chile. Uno se pregunta cuántos jugadores de Melipilla sentirán lo mismo. Hay algunos, ciertamente; unos que se les sale el pecho jugando por este equipo, tienen hambre de ganar, vergüenza deportiva, real compromiso. Pero no fueron la mayoría en esta horrible temporada, y la mayor parte del plantel dio para dudar realmente de esto. Sí, las condiciones para trabajar pudieron no ser las mejores, pero sus colegas de Deportes Concepción dieron una muestra heróica de que el compromiso, el pundonor, y el corazón, pueden elevarse sobre eso al menos para jugar con dignidad en la cancha.

Que hubo poco compromiso de la ciudad y los hinchas, la verdad sí, nos cabe responsabilidad. Sobre todo la siguiente: La responsabilidad de ser más preocupados por nuestro equipo, de exigir de nuestros dirigentes decisiones acertadas y manejo responsable, de haber hecho sentir antes la presión para sacar a quienes se sentaron en el banco y no dieron la talla, de hacer sentir a los jugadores que se la jugaron el apoyo, y a los flojos de alma que o se esmeraban o se iban. Pero no pidan imposibles: Una campaña, unos errores, y una situación tan mala desalientan al más fiel de los hinchas. Y, además, jamás esta institución, como Club de Deportes Melipilla, ha hecho todo el esfuerzo que podría hacer por lograr la adhesión, el apoyo y la presencia de la gente de la ciudad, la provincia, y sus cercanías; como sí lo hizo por ejemplo nuestro compañero de ascenso el 2006: Ñublense. Quienes somos hinchas de Deportes Melipilla lo somos casi por "amor al arte", porque supimos nosotros del equipo, porque llegamos a él, y no al revés.

En esto y en todo lo anterior llegamos a un punto de cruce. Y es que si nuestro potro está enfermo, es porque la cabeza está muy mal, podrida, ya no gobierna al resto del cuerpo y debe ser cambiada. Es la primera vez que descendemos de manera directa, con una campaña miserable. Es un hecho deshonroso y patético.

Es la tercera vez que pasamos por Primera División, y hay un factor común en todas ellas: El manejo dirigencial no ha dado la talla para ser un club de Primera División. A las cabezas de este club les ha quedado grande el poncho tres veces. No son capces, eso es, NO SON CAPACES de tener el timón de un Deportes Melipilla en Primera División. Y eso es precisamente lo que, estoy seguro, hinchas, jugadores, y todos queremos para este club.

Entonces, después de todo esto, sólo queda decirles a esos que tengan un mínimo de vergüenza y se vayan, renuncien, se queden en la casa. Ahora. Sin dolor, sin pena, y sin vuelta. Porque es lo único que pueden hacer ahora; cuando alguien no es capaz de hacer las cosas bien debe dejar su cargo.


Quiera Dios que el otro año sea mejor... Aunque no sabemos si hemos llegado a lo más hondo de este pozo.


Eduardo Peñailillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una excelente "radiografía" de lo que sucedió este año, Eduardo, y de los problemas "históricos" de nuestro querido equipo. Comparto plenamente tus opiniones...gracias por llevar al "Potro" en el corazón...Moncho, el Contertulio