Santiago, 25 de septiembre de 2005.
Un domingo más en Santiago.
¿Santiago? Perdón; ¿esto no se trata de Deportes Melipilla?
Vamos de nuevo.
Un domingo más en Santiago. Con la tarde ya avanzada, la radio suena muy mal, sintonizada en el 540 AM. No cabe esperanza de que la señal de Radio Ignacio Serrano llegue mejor a la capital, pero después de todo tampoco se oye tan mal, y es la única manera de escuchar los partidos de Deportes Melipilla, desde el Roberto Bravo en directo y con el auspicio de El Rey de las Cabritas. Porque uno no tiene plata para gastar en el pasaje y la entrada cuando el equipo juega.
Un domingo más en que Melipilla, equipo humilde, trágico y heroíco a la vez, se ve complicado ante un partido. Todo el año ha sido así; luchando además con el fantasma del descenso. Sin fútbol, sin grandes jugadores, sin técnica; sólo con corazón. Corazón y garra para conseguir algún gol que le permita al equipo de la ciudad de los cuatro diablos seguir con vida en la paupérrima Primera División chilena, y no bajar a la aún más miserable Primera B.
Un domingo más en el estadio Roberto Bravo Santibáñez; humilde templo del fútbol sin tablero eléctrico, sin partidos nocturnos, sin suficientes casetas de prensa cuando un equipo importante va a jugar allá, sin mayor diferencia entre sus galerías y su tribuna que una simple reja. Pero con la hinchada que cada vez que es convocada acude a sufrir noventa minutos con su equipo, con su vendedor de café, sus camarines de estadio municipal, y su pasarela peatonal sobre el lugar por donde entran los jugadores a la cancha.
Y luego de esta poética introducción, ¿por qué Deportes Melipilla? Simplemente puedo decir que por humilde y perdedor. Por corajudo y esforzado; por sufrido y por extraño... Y por muchas cosas más de su historia y su día a día, de sus aventuras y desventuras, de las que se irán enterando poco a poco a través de esta particular crónica de un equipo de fútbol llamado Deportes Melipilla.
Desde la capital de Chile, un hincha de Deportes Melipilla,
Eduardo Peñailillo.
domingo, septiembre 25, 2005
¿Por qué Deportes Melipilla?
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