domingo, noviembre 13, 2005

Deportes Melipilla 1 - Universidad de Concepción 2

Santiago, 13 de noviembre de 2005.

Pena, tristeza. Las palabras a punto de quebrarse del capitán Ítalo Díaz (cuando era entrevistado por una radio local) y la ausencia de comunicación en el camarín del potro lo decían todo. Se perdió de la manera más triste, se acabó la ilusión de ir a los "play-off", y además, la Liguilla de Promoción se ve como un futuro insalvable.

Y, más allá del sinvergüenza (hasta en la Ignacio Serrano le llamaron así) Ponce, que se comió un par de esos penales-que-se-le-cobran-a-un-equipo-grande-pero-si-es-un-equipo-chico-da-lo-mismo, Melipilla no perdió por arbitrajes ladrones, ni porque se cayó el cielo, ni porque estuviera frente a un cuadro "galáctico". Tampoco por culpa del entrenador; el "loco" Páez que semana a semana arriesga un ataque cardiaco de tanto gritar y moverse. Y el público sí estuvo con el equipo, como lo ha hecho en los últimos partidos. Melipilla no jugó mal, pero hay que decirlo, perdió por lo que es, por sus propios errores. Melipilla perdió por ser un equipo al que le cuesta demasiado recuperar el balón. Perdió por ser un equipo que juega a defender, y en ello entrega más de la mitad de la cancha. Melipilla perdió porque sus delanteros tienen serias dificultades para definir, especialmente Alejandro Carrasco, que a estas alturas, necesita un sahumerio o un exorcismo. Melipilla perdió porque su esquema es tan frágil, que ya en dos partidos cuando Olguín ha estado temporalmente lesionado, le meten un gol. Melipilla perdió porque a estas alturas ya no quedan piernas, no hay hombres de recambio, y eso es lo que hay.

Vamos al relato del partido.

Con poco más de cuatro mil personas en las gradas, y en horario nocturno (hay que decir que se ve bastante bien con las luminarias del Municipal melipillano), comenzó este pleito que esperanzaba a todos los hinchas del "caballito". En número para nada despreciable llegaron los hinchas del equipo del Campanil desde la Octava Región, que compitieron antes del encuentro en gritos y cánticos con la hinchada melipillana de las populares del lado oriente. Los melipillanos respondieron: La Barra Oficial, los MeliAdictos, los MeliKaos, la barra de Pomaire y los hinchas de la población Teniente Merino se hacían notar con lienzos y banderas.

El partido comenzó sin mi, que caminaba a una cuadra del estadio y luego entraba a la galería poniente junto con mis "auspiciadores" (o sea, los que se ponen con la plata y el transporte, a cambio de pasar un rato agradable acompañándome a ver al "potro") del último tiempo. Pero bueno, cuando nos instalamos frente a la cancha, a metros de Páez, que no demoró en ponerse de pie y empezar a gritar (su actitud permanente en cada partido), Melipilla jugaba mal. La Universidad de Concepción pronto demostró que venía a "hacer el negocio", con una defensa bien armada, no dejando espacios; y con un contragolpe que más avanzado el partido demostraría ser mortal. Hasta el minuto 20, parecía que la valla melipillana, hasta ese momento bien defendida por el meta Traverso, que reemplazaba a Vásquez (con bien desafortunadas actuaciones en los últimos partidos: el gol que regaló a Coquimbo fue imperdonable) y volvía después de largo tiempo a defender la valla del potro.

Pero poco a poco Melipilla se fue afirmando en el terreno, y desbordando con sus laterales Cabión y Jiménez (de gran actuación y entrega los dos), que empezaron a poner en problemas a los universitarios. De la mano también del armador Zanello, la avalancha melipillana se desató desde el minuto 20 hasta el 28, donde hubo diversas llegadas de gran riesgo y 3 lanzamientos de esquina que fueron pésimamente aprovechados. Si la valla de la "U de Conce" se mantenía imbatida hasta entonces se debía sólo a la increible actuación del solvente guardameta Elduayén, y a la torpeza de Melipilla al atacar: Un equipo que ataca con poquísimos hombres, y tiene serias dificultades para definir. Luego vino la contra, y al público casi le da un infarto cuando Videla estrella la pelota contra el palo, perdiendo un gol increíble. Cuando la situación parecía venirse encima del cuadro local, Jimenez desborda una vez más por el costado de la Tribuna y envía un espectacular centro al área, que tiene la suerte de encontrar un hombre que tuvo sangre fría para resolver. Miranda recoge el balón, y con certeza, fusila al excelente meta Elduayén. Gol para Melipilla en el minuto 34.

Estalla el Roberto Bravo, estalla Páez, se encienden las bengalas, los cantos y los gritos. Melipilla parecía conseguirlo. El resto de la primera mitad del partido Melipilla siguió dominando sin concretar, mostrando la tónica de ser un cuadro empeñoso, pero torpe y poco certero. La Universidad de Concepción trató de recuperar el esquema sólido que había presentado, e impidió la ampliación de la cuenta.

El segundo tiempo se veía auspicioso para Deportes Melipilla, y peligroso tiro libre que desperdiciaba Jiménez prometía más ocasiones. Entonces vino lo increíble. Minuto 48. Jugada sin mucho peligro de la U. de Concepción, Cisternas cabecea solo en el área, y la pelota hace un globito. Recorre el cielo sin que nadie la detenga, y Traverso se queda parado. Entonces, para horror del público, la pelota se clava en el costado oriente de la portería melipillana. En medio de un silencio de asombro el equipo universitario empataba con un gol increíble. Increíble por cómo se dio, y por cómo nadie en Melipilla hizo algo para impedirlo.

Las entradas de Abdala y Alan podrían haber traído algo de frescura y esperanza a Melipilla, pero no fue así. El partido se volvió tremendamente trabado, con un cuadro penquista volcado a cerrar los espacios y apostando al contraataque, y un Melipilla que no sabía cómo romper el cerrojo y que ahora ni siquiera tenía los desbordes de sus laterales. El partido se llenó de juego duro y lesiones temporales, con un Melipilla que entraba en desesperación.

Y el equipo que tuvo la cabeza fría desequilibró, y dejó silente una vez más al Roberto Bravo Santibáñez. Contraataque de la Universidad de Concepción, y Monsálvez remata a ras de piso, sobrepasando a un débil Traverso que no impidió el tanto. (aunque, en honor a la verdad, la revisión posterior de la jugada establece que un rebote en el pasto del Roberto Bravo le jugó una mala pasada al meta, y de paso, a Deportes Melipilla) Minuto 84, y todo se le venía encima a Melipilla. El público comenzaba a retirarse cuando se veía una luz de esperanza. Avance melipillano. Carrasco con el balón en los pies, y solo frente al arquero y al pórtico. Y la eleva. Y se le va. Pocos metros por sobre el arco, pero se le va. In-cre-í-ble.

Melipilla siguió intentando desesperadamente, y Ponce alargó el partido hasta la exasperación. Pero ya no había caso. Sin piernas, sin táctica, sin técnica, Melipilla no pudo remontar.

Y así, el cuadro del potro y sus hinchas se retiraron cabizbajos, ante un triunfo que pudo ser, y no fue.


Próxima semana: Melipilla versus Colo-Colo... Díficil, pero no imposible... Eso dicen.

Por cierto, aún no se sabe dónde será la localía. Si no se juega en el Roberto Bravo, al parecer el partido se moverá a Santa Laura.

Si Melipilla gana, podría salvarse de la Liguilla y mandar allí a Coquimbo.

Pero mejor no hacerse muchas ilusiones.


Desde la capital de Chile, un hincha de Deportes Melipilla,

Eduardo Peñailillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un emocionante partido con mucha accion en las gradas, lo unico negativo fue la actiud del publico de melipilla que a la salida comenzaron a lanzar piedras a nuestra hinchada (soy de la u de conce) sin provocacion alguna, no tomando en cuenta que habian presentes mujeres, niños, y ancianos, solo gracias a la fortuna no salio alguien herido y agradescan que los del foro siempre hemos sido una barra pacifica, ya que con cualquier otro equipo la cosa pudo haber terminado en enfrentamientos.
para que hablar de la actitud de carabineros que simplemente no hiso nada.

por otra parte un 7 la barra oficial de melipilla con la cual nos topamos a la entrada y se vio un lindo espectaculo de canticos como corresponde caminando en paralelo y sin violencia, ojala el resto de los melipillanos siguieran su ejemplo.

saludos desde conce